Marcelo Longhi fue asesinado el 12 de enero del 2022. Pablo Achard, amigo de la víctima, y un cómplice fueron sentenciados
Pablo Achard lloró desconsoladamente sobre el cajón de su mejor amigo Marcelo Longhi. Su cara de tristeza era la de alguien que había perdido a un ser querido. Era el 15 de enero del 2022 y una gran cantidad de gente se había congregado en el velorio del presidente del Club Vicente López, que dos días antes había sido asesinado a golpes. Mientras Achard se mostraba acongojado por la perdida de su amigo, la Justicia de Lujan investigaba quién había sido el asesino. Cuatro meses más tarde llegó la respuesta, poco más de dos años después, la condena a perpetua.
Achard, ese amigo que lloraba en el velorio y hasta llegó a tirarse sobre el cajón de Longhi, fue detenido y acusado del homicidio en abril de ese 2022. La Justicia lo endilgó haberle roto el cuello en un campo que arrendaban juntos en la localidad de Tomás Jofre. Junto con él, fue apresado el casero del campo, Ramón Flores, como cómplice del crimen.
Los detenidos trataron de negar la imputación, se culparon mutuamente, dieron declaraciones insólitas y hasta existió una grabación donde uno le pedía al otro que se tome la responsabilidad del asesinato a cambio de dinero. A pesar de todo esto, en las últimas horas los dos fueron condenados a prisión perpetua por el homicidio agravado por alevosía de Longhi.
El cadáver de Marcelo fue encontrado el 12 de enero pasado, al costado de la ruta en Lujan. Estaba en la caja de su propia camioneta, con el cuello roto por una maniobra de ahorcamiento. Lo primero que se supo fue que el ex rugbier arrendaba un campo junto a Achard, su mejor amigo y socio, en la zona de Tomás Jofre.
Achard, fue uno de los primeros en declarar en la causa. Dijo que el día del crimen los dos se juntaron en el campo que regenteaban juntos y que Marcelo, cerca del mediodía, había salido en su camioneta a la localidad de Navarro con el objetivo de comprar dos terneros que había visto a un precio interesante por Internet. También aclaró que le había dado a su amigo la suma de $140 mil para realizar la operación.
El segundo testimonio por esas horas fue el de Ramón Roberto Flores, el casero del campo. Su versión coincidió con la del socio de Marcelo. Dijo también que cerca del mediodía, Longhi había salido en su vehículo con camino a Navarro.
Estos datos fueron tomados por ciertos por la propia familia de la víctima, que desde un primero momento se encargó de dejar en claro que confiaban ciegamente en Achard. Pero a la fiscalía había cosas que no cerraban.
Ahora se supo que todos esos datos eran mentira.
Mientras Achard asistía al velatorio de su mejor amigo, la fiscal Mariana Suárez comenzaba un fino trabajo de entrecruzamiento de llamadas, visualización de cámaras de seguridad y análisis de testimonios. “Las sospechas con respecto al socio estuvieron desde un principio. Había detalles en su relato que no coincidían con los horarios que nosotros manejábamos”, explicaban desde la investigación.
El primer dato relevante hallado por Suárez indicó que ni en el celular de la víctima ni en ninguno de sus dispositivos apareció algún tipo de búsquedas de terneros. Longhi nunca había planeado ir a la zona de Navarro ni había pactado ninguna compra. Ese dato erróneo, que había introducido su socio, dio la pauta de la investigación.
Luego se supo que Longhi, efectivamente, llegó al campo en Tomás Jofre pero nunca salió. Tanto Achard como Flores mintieron al decir que la víctima había salido con su camioneta. Ese “motivo” todavía es un misterio. Lo cierto es que en el campo se reunieron Marcelo y Pablo y que también estaba el casero. Evidentemente, algo sucedió en ese mediodía que generó el asesinato.
“Marcelo algo vio o se enteró de algo, o escuchó algo que no le gustó y lo hizo saber y ahí comenzó algún tipo de pelea. Él era un tipo muy transparente y sanó. Creemos que fue un crimen que se precipitó, algo que no estaba planeado”, explicaba el abogado de la familia Longhi, Alejandro Broitman.
Cuando Achard y Flores quedaron detenidos en comisarías diferentes, mantuvieron una conversación telefónica que el casero del campo grabó de manera clandestina. En esa conversación, el otro sospechoso le ofrecía dinero a cambio de que confiese que él lo había matado. “Vos lo que tenés que decir es que Marcelo se propasó con tu novia y que después, bueno, pasó lo qué pasó”, le explicaba Achard.
“Yo lo que te digo es así. Viene alguien, o se ve como se hace. Se le entregan 200 antes de que vos vayas a declarar. Antes. Una vez que vos declaraste, se le dan 300. Ya estás en medio. ¿Me seguís, no?”, fue parte de lo que le ofreció al casero.
Y continuó: “Una vez que pase una semana, que es lo que tarda eso, se te ponen 300 y, a los 10 días, 200 más. En menos de 20 días, un mes como mucho, vos tenés un millón. Y yo soy de palabra Javi. Yo no soy de dejar colgado. Es más, tengo que darte 200 lucas antes de que vos hables”.
Superado el tema económico, Flores le dio pie a Achard para que diga qué quería que declare. “Y tu amigo me dice que quiere que yo diga que sé, que el otro ya estaba ahí muerto. Y quiere que diga que yo te apuré a vos, que te amenacé a vos. Eso me dijo que quiere que yo declare”, le relató el casero.
Achard respondió: “Escúchame bien esto. Vos tenés que decir que discutiste con él (por Longhi) porque se quiso hacer el vivo con Sole. Y por eso yo le saqué un pasaje para que se vuelva. Porque vos no confiabas en Marcelo. ¿Entendés? Y que vos arrancaste de caliente, que discutiste y qué pasó lo qué pasó. Y listo”.
La “Sole” que se menciona en el audio era la pareja de Flores, que había vivido unas semanas en el campo de Tomas Jofré hasta que decidió volverse a Chaco, su provincia natal. Todo lo que intentó consensuar con Flores, Achard lo declaró en su indagatoria. Su propia historia.
“Llegué al campo donde fui recibido por Flores y me dijo que, momentos antes, había discutido con Longhi porque se había enterado que tuvo intenciones de mantener relaciones sexuales con su pareja, de nombre Soledad. Me contó que lo había matado esa mañana mediante un disparo de arma de fuego en la nuca”.
En esa misma indagatoria, manifestó que fue amenazado por Flores: “Ese día me apuntó con un arma. Me decía que lo ayude a esconder el cuerpo. Allí fue cuando me amenazó con matarme si no lo hacía; incluyendo en esa amenaza a mi mujer y a mi hija”.
Achard le explicó una y otra vez a Flores lo que debía decir para que las dos declaraciones coincidan: “Tenés que decir que yo después te ayudé, lo cargué y que vos te fuiste de ahí. Y que yo, como estaba bajo presión porque acaba de ver muerto a mi amigo y que no sabía qué estaba pasando, bla, bla, bla, y me fui. Que es lo que yo voy a decir. Me fui y nunca declaré por miedo, y porque no sabía que iba a pasar y listo”.
En el resto de su declaración indagatoria, Achard dijo que ayudó a Flores a esconder el cadáver porque estaba amenazado. También, que guardó silencio durante tres semanas porque seguía con miedo, a pesar de ser dueño de una agencia de seguridad.
Por su parte, a la hora de declarar, Flores no siguió el relato que intentaron imponerle. Dijo simplemente que estaba en el campo, pero que no vio nada del crimen. Ahora, tanto Flores como Achard fueron condenados a perpetua y pasarán, por lo menos, 35 años tras las rejas.
Fuente: Infobae
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