La situación del Campo: Está mal. Pero no tan mal.

 

                        El sector agropecuario pasa desde hace un largo tiempo por el hostigamiento por parte del gobierno nacional que nunca le alcanza lo que recauda a base de Retenciones, cepo cambiario, limitaciones a las exportaciones de la producción argentina y trámites burocráticos que no son nuevos en la historia de Argentina. Se repiten desde los gobiernos kirchneristas con un pequeño alivio en los primeros años del macrismo, pero vueltas a implementar, para quedarse definitivamente en el

mandato de Alberto Fernández. Con la finalidad innegociable de que el consumidor argentino pueda acceder a la carne, símbolo de bienestar, y bajo el entendido de que limitando las exportaciones se controlaría la inflación; volvieron a ser parte de la vida del productor las recargas impositivas y las trabas burocráticas. Claro que productores rurales no hay tantos y quizá no estén en la agenda prioritaria del gobierno. Se estima la cifra en 250 mil y sin embargo son grandes generadores de riqueza para el país. Allí donde el negocio no es rentable, hay una migración hacia el campo uruguayo, paraguayo y brasileño por parte de los argentinos que fueron modernizando en los últimos años las estructuras productivas de dichos países. Al respecto, el Presidente la Sociedad Rural de la Provincia de Buenos Aires, Osvaldo Simiele señala, además, que "en Argentina pasan las cosas más extrañas, por ejemplo la inflación: Sin ir mas lejos el pan, en todos lados baja y acá sube el precio". Y deja una pregunta: "Lo que sería el campo si tuviera apoyo!, no?"

Pese a todo, el dirigente rural destacó que "el productor seguirá sembrando porque confía en que no subirán las retenciones" y apuesta a una etapa mejor a largo tiempo con un crecimiento de los recursos humanos en un sector ligado al campo: La innovación tecnológica. En ese sentido Simiele expresó: “La genética de las semillas está logrando elevar la producción del 1 al 1,5% anual. Es mucho. En 20 años se cree que se elevará un 100%. Y la Argentina ocupa los primeros puestos en calidad y cantidad".

"La soja sigue siendo la "niña mimada" y el maíz está teniendo un crecimiento exponencial. Y es muy bueno el trigo, parecido al de Ucrania que es el mejor del mundo. Lamentablemente, por la guerra se quedará fuera del mercado por dos o tres años". Y agregó: “Brasil, Uruguay y Paraguay están aprovechando muy bien la situación internacional porque no tienen retenciones".

Mercado interno argentino

El objetivo de que el ciudadano argentino acceda a la carne llevó, entre otras medidas, a que el Ejecutivo prohibiera la exportación de siete cortes populares: el asado, el vacío, el matambre, la falda, la tapa de asado, la paleta y la nalga. A pesar de la inestabilidad de los precios producto de la inflación, Argentina sigue siendo el país con más consumo de carne per cápita, seguido de Uruguay y Estados Unidos (Fuente USDA). 

Se destaca que por promedio, cada argentino consume 115 kg de carne al año; pero por el incremento de precios en el mercado interno, solo 48kg corresponde a carne vacuna, el resto es porcina y aviar. Si comparamos con Uruguay, el consumo per cápita es de 88 kg en 2021, siendo 46.6 kg el correspondiente a carne vacuna. Argentina se sigue manteniendo como un gran consumidor de carne pese al aumento de precios y a la inflación anual del 50,9% en 2021. El comportamiento social en el consumo de carne no parece tener correlación clara con el dato índice de pobreza del 40.6% (Fuente INDEC). Parecería que el argentino no está resignado a abandonar el consumo de carne vacuna. Aunque haya disminuido en términos históricos, sigue siendo mayor en relación a los demás países.

Para el ciclo 2022/2023 no se espera que la situación cambia demasiado. La Argentina genera miles de millones de dólares en divisas y sin embargo los incentivos para invertir disminuyen. A pesar del intervencionismo poco deseado, el productor en comparación a otros sectores económicos sobrevive a la crisis económica y sigue produciendo conformándose con muy poco, que no le aumenten las retenciones. De otra manera no se explica que la voz del campo no se haya hecho sentir aún. 

El gremialismo rural mantiene al campo dividido y las protestas acalladas. El campo está representado por cuatro gremiales diferentes y representan intereses distintos: chicos, medianos, grandes y cooperativas. No han sabido, encontrar líneas de trabajo en común y para muchos gobiernos ha sido fácil dividirlos. 

Con el ahogo por los impuestos y una posible sequía puedan hacer que el campo reaccione. Como mínimo tiene que recurrir a la Justicia porque la carga impositiva es confiscatoria, 60-70 % es insoportable para el bolsillo, además de inconstitucional. Si el campo fuera a la Justicia esta tendría que fallar a favor y el Congreso se vería obligado a reducir los impuestos. 

Por Christian Cetrari