El Municipio de San Isidro inaugura este sábado 12 de marzo, a las 15:00, tres nuevas salas de exposición en el Museo Beccar Varela (Adrián Beccar Varela 774), que contarán la historia de San Isidro. Recorrerán el paso del tiempo de las distintas ciudades del distrito antes de la llegada de los españoles hasta nuestros días.
“San Isidro pasó de ser una sociedad de corte rural y producción agropecuaria a un Partido con centros urbanos modernos y pujantes, polos de desarrollo en tecnología, comunicación y educación, e importantes áreas verdes públicas de esparcimiento. Una sociedad que se enriqueció con el aporte inmigratorio y de instituciones comunitarias de fuerte arraigo. Todo eso, de un modo u otro, está representado en esta iniciativa del Museo Beccar Varela”, expresó Gustavo Posse, intendente de San Isidro.
Las tres nuevas salas exhibirán piezas donadas por la comunidad y se conjuga el aporte de vecinos e incontables instituciones locales.
“Invitamos a todas las sociedades e institutos históricos, fábricas, iglesias, clubes, escuelas y productores. Hoy somos un museo histórico sobre la gente, hecho para la gente y por la gente, donde el visitante podrá seguramente reconocerse y conocer a sus semejantes, acercarse a su pasado y el de todos, saber quiénes fuimos y somos, y aventurarse a pensar quiénes seremos en un futuro”, comentó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultural del municipio.
La primera sala es una extensa línea de tiempo que inicia en el 10.000 A.C., llega al presente y se divide en cultura y educación, hechos, instituciones y comunidad, Industria y comercio, transporte y comunicación, salud e higiene, deporte y tiempo libre, paisaje natural y urbano, y poblamiento y territorio, cada cual con su color.
En la segunda sala será posible sentarse en un banco para ver un video de unos tres minutos con una sucesión de imágenes del San Isidro de hoy, desde la belleza del paisaje y, sobre todo, desde la diversidad de su gente, y de sus personajes célebres y anónimos. En las paredes, dos referencias simbólicas: un mapa de la década en la que el Partido ya está conformado tal cual hoy lo conocemos y la cruz de la torre de la antigua iglesia que le permitía a todos los viajeros saber que estaban llegando al pueblo.
Por último, la línea de tiempo cobra vida en las cajas/vitrinas de la tercera sala, que exhiben objetos donados por vecinos y testimonios en primera persona asociados a estas piezas en cartillas plastificadas listas para ser tomadas y leídas. Una sala colorida que respeta los tonos de los distintos núcleos temáticos e incluye un autorretrato de Guillermo Roux, una pieza de la ex fábrica Lozadur, camisetas de rugby, una gorra de la nadadora Delfina Pignatiello, zapatillas de baile de Cecilia Díaz, la primera máquina del reloj floral de la Plaza Mitre, el primer teléfono de San Isidro, boletos antiguos de colectivos y trenes, libretas escolares, un Índice Patentes de Rodados del municipio, herramientas que fueron de una las primeras parteras del pueblo, una maleta de inmigrantes y demás.
En la renovación de las salas, además de vecinos, también participaron: Pía Landro (Artes Visuales del municipio y programa educativo), los equipos de educación del propio museo, Marcela Augustowsky (diseño gráfico) y Ernesto Samandjian (documentalista).
Hay que recordar que el museo, que depende de la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro, cuenta con otras salas permanentes sobre arqueología urbana, la evocación del dormitorio de Mariquita Sánchez, la sala principal de mediados de siglo XIX y el comedor de la familia Beccar Varela, donante de la casa.
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