El Movimiento por la República Vicente López comunicó su adhesión y promoción de la propuesta de Ernesto Sanz para la próxima convención nacional de la U.C.R. Lo que sigue es la carta enviada a cada uno de los convencionales radicales de todo el país, que el 14 de marzo en Gualeguaychú, marcarán el rumbo del partido.
Estimado/a correligionario/a,
El próximo 14 de marzo celebraremos una importante reunión: la Convención Nacional de la UCR está convocada para decidir el rumbo que ha de tomar nuestro partido en este año electoral de 2015, en el que los argentinos vamos a elegir a un nuevo Presidente de la Nación y a muchos gobernadores e intendentes, y vamos a renovar una buena parte de las Cámaras Legislativas.
Probablemente, esta será la reunión más trascendental del radicalismo desde hace muchos años. Lo que resulte de ella no afectará solamente a nuestro partido; afectará a toda la Nación. Y lo hará en un momento clave para la Argentina, con grandes problemas que nos abruman pero también con grandes oportunidades que debemos aprovechar.
Por eso quiero compartir con usted, personalmente, mi reflexión y mi propuesta sobre la situación de nuestro país y sobre el camino que deberíamos emprender a partir del 14 de marzo. Y lo haré con toda sinceridad, diciéndole exactamente lo que pienso.
Este es un momento muy duro para la Argentina. El mes de enero de 2015 quedará grabado en nuestra memoria para siempre. La democracia, la justicia y la verdad han sufrido mucho durante estos 30 días; la muerte ha vuelto a instalarse en el centro de nuestra vida política.
Nos gustaría pensar que el caso Nisman y todo lo que lo rodea fue un hecho desgraciado, pero aislado. Lamentablemente, sabemos que no es así. Sabemos que esto es el resultado de un largo proceso de descomposición institucional, de desprecio a la ley desde el poder político, de división y confrontación social alimentada desde ese mismo poder político y de apropiación fraudulenta del Estado por parte de sus administradores.
Este es el contexto en el que vamos a celebrar nuestra Convención Nacional. Tendremos que hacer un esfuerzo para superar la conmoción que hemos vivido, debatir políticamente y alcanzar las mejores decisiones.
La Argentina necesita imperiosamente un cambio de rumbo en su direccción política. La frase que más se escucha hoy en nuestros hogares y nuestras calles es “esto no puede continuar así”. Y quienes dicenesto, que son la mayoría, nos miran a nosotros, al radicalismo y al resto de las fuerzas de la oposición, demandando que ofrezcamos al país una salida que el gobiernoactual ya no puede ofrecer.
El cambio político en la Argentina de 2015 no es una propuesta de partido; es una exigencia de la democracia. Es imprescindible, es ineludible y, sobre todo, es inaplazable. El cambio ya no puede esperar más.
Reflexionemos políticamente y admitamos lo que todos sabemos:
Sabemos que siete de cada diez argentinos desean el cambio y sólo tres de cada diezprefierenquetodo siga igual;
Sabemos, y también lo saben los ciudadanos, que ningúnpartido de la oposición tiene fuerza suficiente por sí mismo para conseguir ese cambio;
Y sabemos que el cambio sólo puede venir del acuerdo y de la suma de los que lo deseamos. Si las fuerzas del cambio se agrupan, ganaremos. Si acudimos a las elecciones fragmentados, el 30% que desea la continuidad puede derrotarº al 70% que quiere el cambio.
El acuerdo de la oposición señala el camino de una probable victoria. Su fragmentación conduce a una derrota segura. Esta es la realidad y loúnico responsable esabrir los ojos y reconocerla.
Lo que voy a proponer a la Convención Nacional se resume en muy pocas palabras:
Creo que la UCR debe promover un acuerdo amplio de las fuerzas de la oposición para competir en un espacio electoral compartido en las PASO y sustentar después a un gobierno de coalición.
Dicho de otra forma: creo que la UCR tiene la responsabilidad histórica de impulsar y vertebrar un acuerdo que transforme la mayoría social por el cambio en una mayoría electoral y de gobierno. No podemos hacerlo solos, pero no podrá hacerse sin nosotros.
Sé que lo que propongo es excepcional: se trata de sumar las fuerzas de partidos distintos entre sí. Pero la situación que vive la Argentina es también excepcional; y es esa excepcionalidad la que hace necesario y viable un acuerdo amplio como el que propongo.
¿Por qué hoy es viable el acuerdo? Porque más allá de discrepancias ideológicas, los partidos de la oposición podemos estar de acuerdo en las cuestiones fundamentales, las que tienen que ver con los valores de la democracia representativa que hoy están en peligro.
Y no nos engañemos: las elecciones de 2015 serán, sobre todo, unas elecciones sobre la democracia que queremos. Se trata de elegir entre el populismo demagógico de inclinación autoritaria o la cultura de la democracia republicana. A este punto nos ha conducido el gobierno kirchnerista.
Los partidos de la oposición podemos estar de acuerdo en tres cosas fundamentales:
Que tenemos una democracia enferma a la que tenemos que sanar entre todos. Que hay que restablecer cosas tan elementales como el imperio de la ley, el funcionamiento de las instituciones, la independencia de la justicia, el respeto a la libertad de expresión y todo aquello que exige un sistema democrático para merecer llamarse así.
Que hay que devolver a la Argentina al camino del progreso económico y social, recuperando el terreno que hemos perdido en estos años respecto a nuestros países vecinos.
Que hay que volver a unir a los argentinos, superar todo lo que nos ha dividido y enfrentado en estos años y vivir en convivencia pacífica y segura.
Democracia política, Progreso económico y social, Convivencia segura.
Sobre esos tres principios es posible alcanzar un acuerdo amplio, un acuerdo republicano ideológicamente plural, y construir un programa de Gobierno que cuente con un gran apoyo en la sociedad y en el Parlamento.
¿Qué tipo de acuerdo propongo?
Un acuerdo para gobernar. Eso es lo primero: un compromiso para construir juntos una alternativa de poder al gobierno actual. Un gobierno que garantice eficacia y seguridad. Que cambie todo lo que haya que cambiar y preserve lo que merezca ser preservado. El acuerdo electoral debe ser una consecuencia del acuerdo de Gobierno, no al revés.
Un acuerdo abierto, tan amplio como sea posible. En él tienen cabida todos los que desean el cambio. En el punto de salida, no debería haber vetos ni exclusiones. En el punto de llegada, el acuerdo que sea posible alcanzar debe cumplir dos condiciones: ser electoralmente competitivo y ser capaz de sostener parlamentariamente a un gobierno.
Un acuerdo que respete la identidad de cada fuerza política. No se trata de mezclar cosas distintas, se trata de sumar para ganar. Soy partidario, y así lo defenderé en la Convención Nacional, de que el radicalismo vaya a las PASO con una fórmula electoral propia para competir dentro del espacio común delimitado por el acuerdo que finalmente se alcance.
Tengo la convicción de que este camino es bueno para la Argentina. Y si algo ha distinguido a los radicales en nuestra larga historia, con aciertos y con errores, es nuestro compromiso permanente con el interés de la Nación.
Pero además, este camino es también el mejor para nuestro partido. Es el que ya estamos practicando en numerosas provincias e intendencias, y el resultado está siendo indiscutiblemente bueno. Será aún mejor en las elecciones para las gobernaciones e intendencias que vendrán en los próximos meses.
Con una politica de acuerdos como la que propongo, el radicalismo puede convertirse en la primera fuerza política del país:
Puede aspirar a ganar muchas más gobernaciones e intendencias de las que tenemos ahora;
Puede obtener más puestos de legisladores nacionales que nos hagan ser la fuerza más numerosa en ambas Cámaras;
Puede tener también muchos más legisladores en las provincias y más intendentes y concejales en las ciudades;
Y puede regresar al Gobierno de la Nación, con la mirada puesta en la Presidencia de la República; y, en todo caso, con la garantía de una presencia importante en el futuro Gobierno de coalición.
Es una propuesta digna de lo que la UCR significa en la historia argentina y, a la vez, adecuada a la realidad de las actuales circunstancias. Es una propuesta ambiciosa, pero realista. En mi opinión, es una propuesta institucionalmente responsable y políticamente inteligente.
Por eso le pido que, si está de acuerdo con ella, la comparta con nuestros correligionarios y la apoyeen la Convención Nacional del 15 de marzo.
Quiero terminar con algo que es muy importante para mí: la unidad de nuestro partido. La Convención Nacional va a tomar una decisión estratégica de la máxima trascendencia. Esta Convención tiene que ser un paso adelante para el cambio en la Argentina; tiene que ser un paso adelante para sanar esta democracia enferma; tiene que ser un paso adelante para fortalecer al radicalismo; y tiene que ser una demostración de que, en un partido como el nuestro, el debate libre es la mejor garantía de la unidad.
Le agradezco mucho la atención que ha prestado a estas líneas y le envío un afectuoso saludo, con mis mejores deseos para usted y para los suyos.
Dr. Ernesto Sanz
Presidente del Comité Nacional de la UCR
Estimado/a correligionario/a,
El próximo 14 de marzo celebraremos una importante reunión: la Convención Nacional de la UCR está convocada para decidir el rumbo que ha de tomar nuestro partido en este año electoral de 2015, en el que los argentinos vamos a elegir a un nuevo Presidente de la Nación y a muchos gobernadores e intendentes, y vamos a renovar una buena parte de las Cámaras Legislativas.
Probablemente, esta será la reunión más trascendental del radicalismo desde hace muchos años. Lo que resulte de ella no afectará solamente a nuestro partido; afectará a toda la Nación. Y lo hará en un momento clave para la Argentina, con grandes problemas que nos abruman pero también con grandes oportunidades que debemos aprovechar.
Por eso quiero compartir con usted, personalmente, mi reflexión y mi propuesta sobre la situación de nuestro país y sobre el camino que deberíamos emprender a partir del 14 de marzo. Y lo haré con toda sinceridad, diciéndole exactamente lo que pienso.
Este es un momento muy duro para la Argentina. El mes de enero de 2015 quedará grabado en nuestra memoria para siempre. La democracia, la justicia y la verdad han sufrido mucho durante estos 30 días; la muerte ha vuelto a instalarse en el centro de nuestra vida política.
Nos gustaría pensar que el caso Nisman y todo lo que lo rodea fue un hecho desgraciado, pero aislado. Lamentablemente, sabemos que no es así. Sabemos que esto es el resultado de un largo proceso de descomposición institucional, de desprecio a la ley desde el poder político, de división y confrontación social alimentada desde ese mismo poder político y de apropiación fraudulenta del Estado por parte de sus administradores.
Este es el contexto en el que vamos a celebrar nuestra Convención Nacional. Tendremos que hacer un esfuerzo para superar la conmoción que hemos vivido, debatir políticamente y alcanzar las mejores decisiones.
La Argentina necesita imperiosamente un cambio de rumbo en su direccción política. La frase que más se escucha hoy en nuestros hogares y nuestras calles es “esto no puede continuar así”. Y quienes dicenesto, que son la mayoría, nos miran a nosotros, al radicalismo y al resto de las fuerzas de la oposición, demandando que ofrezcamos al país una salida que el gobiernoactual ya no puede ofrecer.
El cambio político en la Argentina de 2015 no es una propuesta de partido; es una exigencia de la democracia. Es imprescindible, es ineludible y, sobre todo, es inaplazable. El cambio ya no puede esperar más.
Reflexionemos políticamente y admitamos lo que todos sabemos:
Sabemos que siete de cada diez argentinos desean el cambio y sólo tres de cada diezprefierenquetodo siga igual;
Sabemos, y también lo saben los ciudadanos, que ningúnpartido de la oposición tiene fuerza suficiente por sí mismo para conseguir ese cambio;
Y sabemos que el cambio sólo puede venir del acuerdo y de la suma de los que lo deseamos. Si las fuerzas del cambio se agrupan, ganaremos. Si acudimos a las elecciones fragmentados, el 30% que desea la continuidad puede derrotarº al 70% que quiere el cambio.
El acuerdo de la oposición señala el camino de una probable victoria. Su fragmentación conduce a una derrota segura. Esta es la realidad y loúnico responsable esabrir los ojos y reconocerla.
Lo que voy a proponer a la Convención Nacional se resume en muy pocas palabras:
Creo que la UCR debe promover un acuerdo amplio de las fuerzas de la oposición para competir en un espacio electoral compartido en las PASO y sustentar después a un gobierno de coalición.
Dicho de otra forma: creo que la UCR tiene la responsabilidad histórica de impulsar y vertebrar un acuerdo que transforme la mayoría social por el cambio en una mayoría electoral y de gobierno. No podemos hacerlo solos, pero no podrá hacerse sin nosotros.
Sé que lo que propongo es excepcional: se trata de sumar las fuerzas de partidos distintos entre sí. Pero la situación que vive la Argentina es también excepcional; y es esa excepcionalidad la que hace necesario y viable un acuerdo amplio como el que propongo.
¿Por qué hoy es viable el acuerdo? Porque más allá de discrepancias ideológicas, los partidos de la oposición podemos estar de acuerdo en las cuestiones fundamentales, las que tienen que ver con los valores de la democracia representativa que hoy están en peligro.
Y no nos engañemos: las elecciones de 2015 serán, sobre todo, unas elecciones sobre la democracia que queremos. Se trata de elegir entre el populismo demagógico de inclinación autoritaria o la cultura de la democracia republicana. A este punto nos ha conducido el gobierno kirchnerista.
Los partidos de la oposición podemos estar de acuerdo en tres cosas fundamentales:
Que tenemos una democracia enferma a la que tenemos que sanar entre todos. Que hay que restablecer cosas tan elementales como el imperio de la ley, el funcionamiento de las instituciones, la independencia de la justicia, el respeto a la libertad de expresión y todo aquello que exige un sistema democrático para merecer llamarse así.
Que hay que devolver a la Argentina al camino del progreso económico y social, recuperando el terreno que hemos perdido en estos años respecto a nuestros países vecinos.
Que hay que volver a unir a los argentinos, superar todo lo que nos ha dividido y enfrentado en estos años y vivir en convivencia pacífica y segura.
Democracia política, Progreso económico y social, Convivencia segura.
Sobre esos tres principios es posible alcanzar un acuerdo amplio, un acuerdo republicano ideológicamente plural, y construir un programa de Gobierno que cuente con un gran apoyo en la sociedad y en el Parlamento.
¿Qué tipo de acuerdo propongo?
Un acuerdo para gobernar. Eso es lo primero: un compromiso para construir juntos una alternativa de poder al gobierno actual. Un gobierno que garantice eficacia y seguridad. Que cambie todo lo que haya que cambiar y preserve lo que merezca ser preservado. El acuerdo electoral debe ser una consecuencia del acuerdo de Gobierno, no al revés.
Un acuerdo abierto, tan amplio como sea posible. En él tienen cabida todos los que desean el cambio. En el punto de salida, no debería haber vetos ni exclusiones. En el punto de llegada, el acuerdo que sea posible alcanzar debe cumplir dos condiciones: ser electoralmente competitivo y ser capaz de sostener parlamentariamente a un gobierno.
Un acuerdo que respete la identidad de cada fuerza política. No se trata de mezclar cosas distintas, se trata de sumar para ganar. Soy partidario, y así lo defenderé en la Convención Nacional, de que el radicalismo vaya a las PASO con una fórmula electoral propia para competir dentro del espacio común delimitado por el acuerdo que finalmente se alcance.
Tengo la convicción de que este camino es bueno para la Argentina. Y si algo ha distinguido a los radicales en nuestra larga historia, con aciertos y con errores, es nuestro compromiso permanente con el interés de la Nación.
Pero además, este camino es también el mejor para nuestro partido. Es el que ya estamos practicando en numerosas provincias e intendencias, y el resultado está siendo indiscutiblemente bueno. Será aún mejor en las elecciones para las gobernaciones e intendencias que vendrán en los próximos meses.
Con una politica de acuerdos como la que propongo, el radicalismo puede convertirse en la primera fuerza política del país:
Puede aspirar a ganar muchas más gobernaciones e intendencias de las que tenemos ahora;
Puede obtener más puestos de legisladores nacionales que nos hagan ser la fuerza más numerosa en ambas Cámaras;
Puede tener también muchos más legisladores en las provincias y más intendentes y concejales en las ciudades;
Y puede regresar al Gobierno de la Nación, con la mirada puesta en la Presidencia de la República; y, en todo caso, con la garantía de una presencia importante en el futuro Gobierno de coalición.
Es una propuesta digna de lo que la UCR significa en la historia argentina y, a la vez, adecuada a la realidad de las actuales circunstancias. Es una propuesta ambiciosa, pero realista. En mi opinión, es una propuesta institucionalmente responsable y políticamente inteligente.
Por eso le pido que, si está de acuerdo con ella, la comparta con nuestros correligionarios y la apoyeen la Convención Nacional del 15 de marzo.
Quiero terminar con algo que es muy importante para mí: la unidad de nuestro partido. La Convención Nacional va a tomar una decisión estratégica de la máxima trascendencia. Esta Convención tiene que ser un paso adelante para el cambio en la Argentina; tiene que ser un paso adelante para sanar esta democracia enferma; tiene que ser un paso adelante para fortalecer al radicalismo; y tiene que ser una demostración de que, en un partido como el nuestro, el debate libre es la mejor garantía de la unidad.
Le agradezco mucho la atención que ha prestado a estas líneas y le envío un afectuoso saludo, con mis mejores deseos para usted y para los suyos.
Dr. Ernesto Sanz
Presidente del Comité Nacional de la UCR
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