Fue lanzado desde la base de Kourou, en Guayana Francesa, para brindar servicios de televisión directa al hogar, acceso a Internet con recepción en antenas Vsat y telefonía IP a todo el territorio nacional y países limítrofes.
El cohete Ariane 5 inyectó al ARSAT-1 en una órbita a 300 kilómetros de la tierra, desde donde los técnicos de la estación terrena de Benavídez deberán dirigirlo a su órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de la superficie terrestre.
El cohete francés colocó al satélite argentino en una órbita elíptica y los técnicos de ARSAT serán quienes deban maniobrar el motor del satèlite para llevarlo a la órbita de 71,8º oeste en la menor cantidad de maniobras posibles para ahorrar combustible que es vital para prolongar la vida útil del aparato.
El vicepresidente de Arsat, Guillermo Rus, sostuvo poner en marcha el primer satélite argentino a 36 mil kilómetros de distancia y que tiene que funcionar durante 15 años "es un desafío" y destacó la ansiedad de todo el equipo de técnicos.
"Es un desafío, pero no es producto de la casualidad que estemos en este momento sino el producto de un proyecto transformador que apuesta a la tecnología”, recalcó.
Rus destacó que “estamos viendo ahora la materialización de una decisión de Néstor Kirchner de construir los satélites en el país, acompañada por Cristina con mucha fuerza desarrollando tecnología y defendiendo nuestra soberanía”.
"El proyecto busca tener sentido de inclusión, acortar la brecha digital y abrir un universos de nuevas posibilidades", dijo y adelantó que “el Arsat-2 ya está casi terminado y se va a lanzar a mediados del año que viene”.
Rus explicó que en proyecto “estuvieron involucradas más de 500 personas en el diseño y la construcción del satélite, en su mayoría estaban fuera del país porque no tenían trabajo aquí y volvieron porque había nuevas posibilidades laborales y les atraía el proyecto argentino de fabricar satélites en el país”.
El cohete Ariane 5 inyectó al ARSAT-1 en una órbita a 300 kilómetros de la tierra, desde donde los técnicos de la estación terrena de Benavídez deberán dirigirlo a su órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de la superficie terrestre.
El cohete francés colocó al satélite argentino en una órbita elíptica y los técnicos de ARSAT serán quienes deban maniobrar el motor del satèlite para llevarlo a la órbita de 71,8º oeste en la menor cantidad de maniobras posibles para ahorrar combustible que es vital para prolongar la vida útil del aparato.
El vicepresidente de Arsat, Guillermo Rus, sostuvo poner en marcha el primer satélite argentino a 36 mil kilómetros de distancia y que tiene que funcionar durante 15 años "es un desafío" y destacó la ansiedad de todo el equipo de técnicos.
"Es un desafío, pero no es producto de la casualidad que estemos en este momento sino el producto de un proyecto transformador que apuesta a la tecnología”, recalcó.
Rus destacó que “estamos viendo ahora la materialización de una decisión de Néstor Kirchner de construir los satélites en el país, acompañada por Cristina con mucha fuerza desarrollando tecnología y defendiendo nuestra soberanía”.
"El proyecto busca tener sentido de inclusión, acortar la brecha digital y abrir un universos de nuevas posibilidades", dijo y adelantó que “el Arsat-2 ya está casi terminado y se va a lanzar a mediados del año que viene”.
Rus explicó que en proyecto “estuvieron involucradas más de 500 personas en el diseño y la construcción del satélite, en su mayoría estaban fuera del país porque no tenían trabajo aquí y volvieron porque había nuevas posibilidades laborales y les atraía el proyecto argentino de fabricar satélites en el país”.
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