Mensaje Mons. Oscar Ojea -
Domingo 1º de Junio –
Día de Ascensión del Señor
El Domingo 1º de Junio, que es el Día de la Ascensión del Señor al cielo, el Señor que comunica el cielo y la tierra, es el gran comunicador de la verdad, celebramos la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
Oímos decir, muchas veces, en el mundo en que vivimos, estamos llenos de teléfonos, estamos llenos de radios, de televisión, estamos llenos de medios de comunicación.
Pero nos comunicamos poco o nos comunicamos mal. El corazón no se comunica bien. Ese corazón está sediento de verdad, no solo de información, está sediento de recibir aquello que necesita para sentirse parte de un todo, aquello que necesita para crecer. Qué importante es la comunicación entre las personas. Las personas que se comunican de tantas maneras, pero en las diversas maneras tiene que estar presente la verdad. La verdad no solamente se refiere a un concepto, que es como la adecuación del intelecto a las cosas reales, sino que la verdad necesita también de ser transmitida a través de toda la sensibilidad humana.
Yo bendigo especialmente en este día a todos los que trabajan en los medios de comunicación, a todos los que se esfuerzan para que el mensaje llegue a todos y a cada uno y llegue del mejor modo. Aquellos comunicadores que respetan la libertad y el pensamiento de aquellos a quienes se los están comunicando. Aquellos comunicadores que no tratan como cosas o como objetos a las personas haciéndolas llevar de un lado a otro como un viento que vuela fácil, considerando con un cierto deprecio la mente y el corazón de aquellos a quienes se comunica. Yo bendigo especialmente a aquellos comunicadores que respetan hondamente las personas de aquellos a quienes se está comunicando, tratando no solo de informar bien sino de poder trasladar aquello que ellos mismos ven, su misma subjetividad también, para que sea recibida por un corazón que necesita sentirse parte, pertenecer a un mundo que tiene derecho a vivir todo lo que significa esa comunicación.
Que el amor a la verdad presida siempre la tarea de aquellos que comunican y de aquellos que reciben la información.
Que Dios los bendiga.
Oímos decir, muchas veces, en el mundo en que vivimos, estamos llenos de teléfonos, estamos llenos de radios, de televisión, estamos llenos de medios de comunicación.
Pero nos comunicamos poco o nos comunicamos mal. El corazón no se comunica bien. Ese corazón está sediento de verdad, no solo de información, está sediento de recibir aquello que necesita para sentirse parte de un todo, aquello que necesita para crecer. Qué importante es la comunicación entre las personas. Las personas que se comunican de tantas maneras, pero en las diversas maneras tiene que estar presente la verdad. La verdad no solamente se refiere a un concepto, que es como la adecuación del intelecto a las cosas reales, sino que la verdad necesita también de ser transmitida a través de toda la sensibilidad humana.
Yo bendigo especialmente en este día a todos los que trabajan en los medios de comunicación, a todos los que se esfuerzan para que el mensaje llegue a todos y a cada uno y llegue del mejor modo. Aquellos comunicadores que respetan la libertad y el pensamiento de aquellos a quienes se los están comunicando. Aquellos comunicadores que no tratan como cosas o como objetos a las personas haciéndolas llevar de un lado a otro como un viento que vuela fácil, considerando con un cierto deprecio la mente y el corazón de aquellos a quienes se comunica. Yo bendigo especialmente a aquellos comunicadores que respetan hondamente las personas de aquellos a quienes se está comunicando, tratando no solo de informar bien sino de poder trasladar aquello que ellos mismos ven, su misma subjetividad también, para que sea recibida por un corazón que necesita sentirse parte, pertenecer a un mundo que tiene derecho a vivir todo lo que significa esa comunicación.
Que el amor a la verdad presida siempre la tarea de aquellos que comunican y de aquellos que reciben la información.
Que Dios los bendiga.
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